Primero fué un autito LandRover a escala 1:24, luego la posta ha sido seguida por varios juguetitos de plástico (especialmente animalitos) ansiosos por recorrer el Perú :D

lunes, junio 22, 2009

Gracias por Todo

Esta es la última entrada de este blog. Por diversas razones, ya se me hacía difícil actualizarlo (incluso hay un viaje a Panamá del que no narré aquí, y otro a Arequipa cuyas fotos con Indiana Jones aún no publico). Seguiré viajando y tomando fotos, per o ya no actualizaré este blog. No lo voy a borrar, seguirá aquí, por el resto de la duración del servicio de blogspot. Las fotos irán directamente a The Traveling Picture Show, junto a muchas otras, colocadas sin orden y con una pequeña leyenda, y de forma totalmente espontánea.
Confieso que he comprado otro carrito, así que esta entrada coincide con la jubilación del Land Rover. Agradezco a todos los que se tomaron el tiempo de leerme en estos cinco años.

Adiós!!

Yelinna

The Traveling Picture Show

sábado, mayo 09, 2009

Lagunas Uruscocha - Huaraz (1 -2 y 3 de Mayo del 2009)

Salida organizada por Bruno ♥ :D y narrada por Mauri, la cabra montañesa.

Quienes conformábamos el grupo esta vez fueron: Bruno, Yelinna, Juanito, Nazareth, Mirta y Joanna. Nuestro bus debía salir a las 10:40 pm, pero tuvo un retraso de veinte minutos.

11:00 pm: Salida del Bus
1: 10 am: Chancay
2:40am: Paramonga
Mucha neblina en el camino!)
7:00 am: Huaraz

Desayuno y compras en Huaraz, gracias a un amigo de Bruno, tuvimos una casa dónde dejar las cosas (eran muchas cosas). Ya en el mercado, nos encontramos con Erika, vieja amiga de aventuras. Ella se iba para el nevado Pisco.

Dsayunamos en El Pichito, lugarcito donde sirven una jarra de extracto de frutas a sol cincuenta, pan con queso a cincuenta céntimos y sandwichs de pavo a dos soles cincuenta. Es el lugar favorito para desayunar de Bruno.

De Huaraz, tomamos dos station wagon que nos llevaron a Pashpa, a una hora de distancia. Estuvimos allá alrededor de las diez de la mañana. Y ya nos estaban esperando los arrieros para cargar los burros con todas las cosas (excepto las de mi dueña, ella quiso cargar con su mochila).

Partimos a Uruscocha un cuarto de hora antes de las once. No hay camino marcado, esta quebrada es tan poco frecuentada que nadie cobra acceso, y nadie suele acampar aquí.
El camino, luego de dejar atrás la pampa, ascendía entre bosques de queñuales retorcidos y oscuros. Había mucho barro, e ibamos sorteando los arroyos que corrían a nuestro costado. Felizmente el día estuvo siempre medio nublado.




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Estos son los queñuales que rodean las lagunas Uruscocha.


Llegamos a las dos y media de la tarde. Entonces el clima empeoró mucho. De un tímido sol pasó a ser una lluvia torrencial. El campamento se armó apresuradamente, y aúns así casi todo terminó empapado. Llovió y llovió durante toda la tarde y buena parte de la noche, hasta se escucharon truenos lejanos. Apenas hubo tiempo de cocinar la cena. También granizó. Y luego continuó lloviendo. Aunque si las lluvias descargaban lo suficiente, era posible que al día siguiente tuviéramos mejor tiempo.

Estábamos en medio de lo que Bruno lamó "bosque subtropical andino", y a una altura de 4380 msnm, junto a la primera de las dos lagunas Uruscocha (la otra está un poco más arriba, a 4400 msnm).

Dormimos toda la tarde, a las once despertamos y, como no habíamos comido nada, Bruno decidió preparar la cena. Ya para esa hora había dejado de llover, pero todo estaba muy mojado y se sentía frío. Aún así, tuvimos una excelente cena: fideos canutos con mantequilla derretida y orégano. Además de café, leche y té.

Sábado:

El tiempo parecía mejorar un poco, así que pusimos las cosas a secar. El sol alumbraba tímidamente, y auqne parecía que el cielo se iba a despejar, el vapor que ascendía desde la tierra y las lagunas le informó a Bruno que las nubes iban a cargarse nuevamente y que posiblemente tendríamos mal tiempo más tarde.
Mientras el sol no salía, la neblina se amontonaba a nuestro alrededor. El bosque parecía digno de una película de terror, teníamos árboles oscuros y retorcidos por todas partes y no se oía a ningún animal (posiblemente la lluvia los obligó a esconderse).

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He aquí nuestro campamento. Parecía el decorado para la película de La Bruja de Blair.



Luego del desayuno, a eso de las once de la mañana, partimos rumbo al nevado cuya vista la neblina nos ocultaba. De las dos lagunas Uruscocha, la segunda es más bonita, con un intenso color turquesa debido a que recibe directamente el agua del glaciar. La laguna junto a la que acampamos posee aguas ya mezcladas con sedimentos. Más allá de la s lagunas, empezaba un terreno difícil, formado por la antigua morrena que el glaciar dejara muchos años atrás. Sólo Bruno, Juanito y Yelinna continuaron camino hacia el paredón de roca que se alzaba frente a nosotros. Del otro lado estaba el glaciar. Ya a pocos metros del paredón, encontramos montoncitos de nieve. Pero no pudimos llegar al glaciar. El agua que caía y la humedad hicieron imposible trpar por la roca. Por ratitos teníamos un poquito de sol, pero la neblina ya se asomaba amenazante. A pesar de todo, se pudieron tomar buenas fotos:

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Detrás se ven las lagunas y la quebrada donde está el campamento.

El mal tiempo nos obligó a volver, ya el sol se asomaba por ratos muy breves. Estuvimos de regreso en el campamento a las dos de la tarde, donde ya nos esperaba el resro del grupo.

Ya estábamos preparando el almuerzo cuando el cielo se oscureció y empezó a lloviznar. Bruno pudo hacer sopa y puré de papas con atún, pero no se pudieron freír los nuggets de pollo. A medida que avanzaba la tarde, la lluvia se hacía más fuerte hasta el punto que ya no pudimos salir de las carpas. Dejó de llover ya de noche. Bruno cuenta que no se puede rodear la laguna, debido a la densidad del bosque.



Domingo:

Desarmamos el campamento y, como amaneció soleado, pusimos todo a secar. El breve sol fue tan fuerte que ayudó mucho a que la ropa y las carpas se secaran antes de que, a eso de las ocho y media de la mañana, volviera a ocultarse y nublarse todo. Incluso pudimos admirar el nevado un rato.
Fuimos de regreso a Pashpa tomando otra ruta. La lluvia había enlodado los caminos, por eso nuestro carro de regreso demoró en llegar (se quedó atascado en el fango). Ya eran las once de la mañana cuando por fin llegó por nosotros. Conversando con el chofer, supimos que a los otros campistas, en las otras quebradas, no les había ido mejor, incluso tuvieron lluvias más intensas. Quienes quisieron subir a los nevados, muy probablemente no pudieron.

Estuvimos de regreso en Huaraz después del mediodía, y nuestro Bus de regreso a Lima salía a la una de la tarde. No hubo tiempo de comprar nada decente para comer. Al poco rato partíamos de regreso a casa.

Pasamos por:
3:00 pm: Cajacay. Por el arreglo de la carretera perdimos media hora y 20 minutos más por comprar comida. Bruno eligió jugo, galletas de soda y palta :D )
5:00 pm: pativilca
6:00 pm: Huarmey
8:00 pm: Los Olivos (Lima)
9:00 pm: llegada a la terminal en el Centro de Lima.

¿Fotos? Hay fotos aqui!

domingo, abril 19, 2009

Cordillera de la Viuda - Marcapomacocha - 9 al 12 de Abril del 2009

Marcapomacocha es un distrito ubicado en la provincia de Yauli, Región Junín. Concretamente fuimos al pueblo de Yantac (se pronuncia Yantaj) ubicado a 4600 msnm. Esta salida fué organizada por Brunotrek y narrada por Chenn :D

El punto de encuentro fué el parque detrás del cine Orrantia a las 6:45 de la mañana del jueves 9 de abril. El problema fue que muchas otras empresas de turismo y grupos de excursión habían escogido el mismo lugar para encontrarse, hasta el punto que parecía un paradero de buses, no un parque en una zona residencial. Bruno predice que la municipalidad terminará por prohibir que este parque sea punto de reunión. Ya ha pasado antes.

El grupo lo conformaban 12 personas en total. Nos encontramos nuevamente con Juanito, José "El Marrano", Erika y Anabella, y otra amiga a la que le decimos Pollito debido a su casacón amarillo enceguecedor. Y también se nos unió una familia completa: Patty y Álvaro con sus dos hijos: Ian y Adrian de 12 y 10 años.

Partimos a las siete y media hacia Canta. A las diez pasábamos por Santa Rosa de Quieves y a las diez y media nos deteníamos en Canta para almorzar.

Podría decirse que Canta ha adquirido un turismo desordenado. El comercio es informal, las calles aún necesitan muchos arreglos y no están hechas para demasiado tránsito de personas con sus vehículos. Al igual que Huancayo, Canta es más un lugar para aprovisionarse o descansar antes de continuar el recorrido.

A las once y media partíamos hacia Yantac. Allá llegamos después de la una y media de la tarde, recibiéndonos una ligera lluvia.
Hacía mucho frío. Una señora nos vendió el almuerzo, pero en porciones chiquititas y a un precio demasiado alto para porciones tan chiquititas (valga la redundancia). Como el clima estaba tan malo ya no decidimos alquilar acémilas e ir acampando día tras día, sino hacer el "campamento base" en dos cuartos que abarcaban dos segundos pisos que nos alquilaron en el pueblo y con vista a la plaza. Seis personas irían a cada cuarto.

Uno de los cuartos tenía camas, pero era también el más frío. En realidad, es preferible dormir en el suelo y en un sitio más abrigado que en una cama en un lugar helado. Pero quienes se habían acomodado en las camas ya no tenían ganas de mudarse, eso al menos era lo que parecía.

Esa tarde llovió mucho. Todo el mundo tuvo soroche y frío. Si no recuerdo mal, fue José "El Marrano" quien dijo que en este tipo de excursiones, la mitad del grupo deserta después de la primera noche.
Lo bueno es que teníamos comida en abundancia: sopa, puré de papas, leche, café, té, azúcar, pan, galletas, manzanas, fideos, mantequilla, chocolate, nuggets de pollo, frutas secas y barritas de cereal. Si la altura no quitara el hambre, habría(mos) arrasado con todo.
(Hay que recordar que Bruno es todo un gourmet).

Dentro del cuarto donde no había camas, sólo hizo falta sacar las bolsas de dormir para pasar la noche, no hubo que armar carpas. Ahí adentro no hacía tanto frío.

Fotos de todo el viaje hay aquí.

Viernes 10:

Despertamos antes de las siete de la mañana, pero con todos los arreglos matutinos, y pocas ganas de dejar la comodidad de las bolsas de dormir, recién desayunamos a las ocho, y con todos los arreglos pasa salir, recién se inició la excursión a las diez de la mañana. Ese día Álvaro decidió volver a Lima con sus hijos. El resto, salimos a caminar :D

La caminata fue bastante breve. Subimos a un cerro para admirar el nevado La Viuda y de paso ver la cordillera de la Corte (parte de ella) al fondo.

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Detrás: Cordillera de la Corte. Obsérvese la neblina que avanzaba, queriendo ocultar los nevados.

El clima no era nada bueno. Casi no hizo sol, ni siquiera al mediodía, la hora en la que se supone hace más calor.

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Nótense las amenazantes nubes a lo lejos en el cielo.


Caminamos apenas unas pocas horas. Antes de las dos de la tarde ya estábamos de regreso en Yantac.

Un detalle de todos estos pueblitos ubicados en lo profundo de los Andes es que pareciera que allí no viviera nadie. Ha pasado tanto en Vilca como en San Mateo de Otao. Lo que sucede esque la gente pasa la mayor parte del día en el campo, con sus animales, y a veces duermen allá, en estancias, en lugar de regresar al pueblo. Luego pudimos saber que el frío en Yantac hacía que los niños se quedaran en casa, sin salir.


Sábado 11:

Este día salimos más temprano, a las ocho de la mañana, y fuimos con rumbo al nevado Alcoy (todos menos Willy, Patty, Erika y Anabella). La idea era recorrer un poco el glaciar. El problema es que desde temprano no hizo muy buen tiempo.


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Si de este lado había sol, por allá se acercaba una tormenta.


Al salir de Yantac pasamos por las lagunas (en orden) Chacrán, Yurajchupa, Quiulacocha y las lagunas Parionacocha. En realdiad hay montones de lagunas por todas partes, no se debe caminar mucho para encontrarse con una o dos.

Ya era alrededor del mediodía (tal vez un poco más) y ya estábamos casi por llegar al nevado cuando unas nubes de tormeta amenazantes se iban acercando. Bruno y Marrano decidieron volver, para evitar el mal tiempo.

Pero, (oh!, mala suerte!) ya estábamos de regreso y demasiado lejos para volver cuando el tiempo mejoró y el nevado se despejó. Sólo pudimos tomarle fotos de lejos.

PhotobucketAlineación al centro
Aquí Kurt, que también nos acompañó, le dedica un adiós al nevado Alcoy.

El punto más alto que alcanzamos fueron 4800 msnm y la distancia recorrida fue de 17 kilómetros en total.

En el camino de regreso nos cogió la tormenta. Descargo lluvia, algo de granizo y muvha más lluvia. El camino que ya estaba húmedo se volvió de barro. Los impermeables de la gente goteaban y todos terminaron con los pantalones mojados. A medida que la tarde iba avanzando, iba haciendo más frío, y todo el mundo sólo quería regresar a cambiarse y calentarse un poco.
Regresamos a Yantac después de las cuatro de la tarde.

Ya nos habíamos cambiado la ropa, cuando uno de los pobladores nos dijo quie habría procesión a las siete de la noche. Incluso junto a la entrada de la iglesia habían armado una alfombra de flores y una cruz de más de dos metros de altura, todo hecho con flores y plantas de los alrededores. Lo malo es que luego llovió y nevó. Aún así la cruz aguantó la inclemencia de la noche, pero al final no hubo ninguna procesión. nadie estaba en el pueblo para sistir, por un desperfecto eléctrico la iglesia se quedó sin luz y hacía mucho mucho frío. Incluso uno de los señores se quejó que ya los jóvenes no siguen las viejas costumbres.

Esa noche el termómetro de Willy marcó diez grados bajo cero (menos cinco grados dentro del cuarto donde estaban las camas) y cayó una fuerte nevada. Pronto los techos, los carros estacionados y parte de la calle se cubrieron de blanco. En estas condiciones hay que tener terquedad de veras para lavar las ollas a la intemperie y con agua helada.

Pero la cena estuvo bastante buena en el cuarto de quienes dormían en sus bolsas: fideos canutos con mantequilla, nuggets de pollo con puré de papas y té caliente con azúcar :D


Domingo 12:

Esta mañana amaneció muy soleada. Justamente nuestro último día era el único que tenía buen tiempo. El carro nos recogería a la una, así que esa mañana aprovechamos para lavarnos, ordenar las cosas e ir un ratito a la laguna Yantac, a las afueras del pueblo (el nevado Mishipañahuin está hacia el sureste). Luego todos sacaron sus cosas de los cuartos, esperaríamos en la plaza a que vinieran por nosotrs. A eso del mediodía llovió unos pocos minutos nada más, posiblemente fue una nube que pasaba y dejó caer su lluvia, pero fue suficiente como para dejar todo mojado. El sol se asomaba tímidamente por ratos. Ya había dejado de llover cuando el carro que nos llevaría a Lima apareció.

Photobucket

Kurt posando frente a la laguna Yantac.

Ya al salir de Yantac el tiempo mejoró mucho. Pasamos por la represa de Marca, camino hacia el pueblo de Marcapomacocha, a orillas de la laguna del mismo nombre. En el trayecto nos cruzamos con manadas de llamas que pastaban en la pampa, junto a la carretera.

Bruno explicaba cómo es fácil confundirse de ruta si nos e conoce la zona, ya que no hay señalización. Hay caminos que llevan a Huayllay, otros de regreso a Canta, otros a Cerro de Pasco. Nosotros íbamos con rumbo a Marcapomacocha.

Cuando pasamos por el Rajuntay, el cielo se despejó y tuvimos una vista magnífica del nevado. El sol nos acompañó buen rato, hasta que el cielo empezó a nublarse ya después del mediodía.

Desde la carretera, tuvimos una hermosa vista de la pampa de Junín.

A medida que se va bajando, se puede ver el cambio en la vegetación y en la temperatura. Hicimos una parada en San Mateo de Huanchor, al equivalente de dos cuadras del Minimarket Maná, para comer algo, entr dos hostales y un restaurante llamado "El Tronco", donde permitían que vendieran comida afuera, junto a la entrada, de modo que había más gente comiendo fuera del restaurante que dentro.

El día estaba muy nublado. La comida para escoger era choclo con queso, humitas, camote, mazamorra de calabaza, etc. no parecerá mucho, pero es suficiente para llenar el estómago hasta la llegada a casa.

Llegamos a Lima, al mismo parque del comienzo, a las cuatro y media de la tarde.

domingo, febrero 15, 2009

Laguna Pocacocha: domingo 8 de Febrero 2009

Salida organizada por Bruno y también nuestra primera salida de altura del año :D

Narrado por Mauri, la cabra montañesa.

El punto de reunión fue el cine Orrantia a las cuatro y media de la tarde, en el parque donde se estacionan los colectivos que van a Chosica. Con nosotros fueron Juanito, Carlos de la Borda y Antauro.

Ya en Chosica tomamos los micros que van a San Mateo de Huanchor. pasaríamos la noche allí para salir muy temprano hacia Chinchán.
Llegamos a las ocho y media de la noche al hostal Las Américas. Había llovido y el suelo estaba mojado. Cuando fuimos a comprar al minimarket Maná la luna brillaba clarísima, pero al salir ya las nubes la habían ocultado.

Una de las cosas que más le gustaron a mi dueña eran als revistas que prestaban en Las Américas para los huéspedes: Muy Interesantes, Mecánica Popular, National Geographics... todo un deleite :D :D


El domingo nos levantamos muy temprano para ir a desayunar frente al puente en San Mateo en el puestito donde la casera de Bruno vende quinua, maca, soya, avena, pan con camote o queso. Como a Bruno le dolía un poco el estómago ella le sirvió un vaso de intimuña con sábila, lo que le quitó el malestar mejor que cualquier medicamento de farmacia.

Tomamos un station wagon que nos dejó en Chinchán a las siete y media. Este es un lugar muy frío, y enciam el día estaba nublado. Mejor no contar con que el sol nos calentara, era poco probable que apareciera.

Caminamos por la fría puna sintiendo cómo la temperatura iba cayendo. A media mañana, Bruno calculó que estaríamos a cero grados. Incluso ya se veían montículos de escarcha y hielo entre las plantitas.

Después de un par de horas caminando nos encontramos con algo impresionante ¡Hongos!

Hongos a más de 4400 metros y soportando temperaturas que en la noche caen por debajo de cero grados. Creciendo por montones y entre el hielo. Algunos tan grandes que parecían pancitos mojados que alguien había tirado. Aquí Yaneera, que quiso acompañarnos, posó junto a algunos:


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Invasión de hongos en la puna!

Carlos comentaba que parecían la aldea de los Pitufos.

Después de caminar una hora más descansamos un rato junto a un corral del que ya no quedaba el techo a excepción de un poco de paja. Este año las precipitaciones han sido intentas, y durante casi todo el viaje pudimos ver nevados.

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Nublado nublado, y muy frío también.


Y durante casi todo el viaje también hizo mucho frío. Como Bruno comentó, lo usual es que el sol se vea y sienta a partir de las diez de la mañana, pero ya eran más de las once y aún estaba nublado.

Para llegar a la laguna Pocacocha debíamos subir una cuesta de roca, el cual marca el límite donde termina Lima y empieza Junín. Fue nuestro punto más alto: 4890 msnm y todo el mundo terminó agotado a causa de la altura, pero a diferencia del inestable terreno de Lurín, esta roca es firme y permite agarrarse y apoyar los pies. Subir no fue muy complicado.

Al mediodía llegamos a la laguna, rodeada también de nevados. A esta hora el cielo se despejó un ratiro y permitió que el sol nos calentara. Nos quedamos poco más de una hora antes de partir, ahora de regreso. El cielo se volvió a tapar y así se quedó por el resto del día.

Como contaba Bruno, Pocacocha no es una sola laguna. Esta vez sólo llegamos a la primera de ellas.



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Aquí juntoa la laguna. A lo lejos: más nevados. Ha sido un buen año para la nieve :)


Aún nos quedaban varias horas de caminata. Lo ideal era ya estar en San Mateo antes del anochecer.

A media tarde nos cayó un poco de granizo y lluvia y, al otro lado de los cerros, se desató una fuerte tormenta. Estaba tan cerca que en dos (tres?) ocasiones vimos destellar los relámpagos. Contando los segundos, Yelinna pudo calcular que la tormenta estaba a unos cuatro kilómetros de nosotros (el sonido recorre aproximadamente un kilómetro cada tres segundos) . Podría parecer mucha distancia, pero en realidad no lo es, hubo un trueno que sonó tan cerca que su eco rebotó por todas las montañas de los alrededores )lo admito, me asusté).

El camino de bajada lo hicimos siguiendo la carretera que va de regreso a Chinchán. Aquí nos cayó lluvia y un poco de granizo. La gente tuvo que sacar los impermeables. Pasando una capilla, donde nos detuvimos para que el grupo sacara sus casacas (hacía frío de verdad) llegamos al límite entre Junín y Lima. Altura: 4850 msnm.

Ya eran más de las cuatro de la tarde y el cielo se oscurecía. Lo bueno es que Bruno pudo contactarse con el chofer que siempre contrata en San Mateo y éste, muy cumplidamente, vino a recogernos. Nos vio desde lejos y nos dio el encuentro. Eran un cuarto para las cinco cuando abordamos el carro y partimos de vuelta hacia San Mateo.

El trayecto hasta Lima se hizo un poco más largo de lo usual: eran las ocho y media de la noche cuando llegamos al óvalo Santa Anita.


Hay fotos aquí.

sábado, enero 31, 2009

Chontay - Chaclacayo (Uniendo los valles de Lurín y Rímac) - 25 de Enero

Esta salida fue organizada por Bruno y narrada por nuestro corresponsal para The traveling Picture Show: Nikolai :D

El punto de Reunión fue en el KFC de San Borja en la av. Javier Prado a las siete de la mañana. Esta vez nos acompañaron Juanito, Gillermo, Mitchel (quien es de Chile y hace escalada allá), Sandro y Omar.
Desde aquí tomamos uno de los carros que van a Cieneguilla. Como es verano, los mosquitos han empezado a aparecer en gran cantidad. Nadie llevó repelente, pero el bloqueador también es útil para evitar las picaduras (esto pudimos comprobarlo!)

Cieneguilla está en las inmediaciones de la quebrada de Río Seco, a 450 msnm. (datos aportados por Bruno). Llegamos allá alrededor de las ocho y media y aprovechamos para desayunar. Había para escoger: café, tamal, ensalada de frutas y pan con huevo.

Santa Rosa de Chontay está a menos de media hora en carro desde Cieneguilla, por un camino que va entre propiedades inmensas. Es un pueblo chiquitito, apenas un par de cuadras de casas alrededor de la plaza central. Más allá sólo está el valle del río Lurín.


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Allí está el río Lurín.


Empezamos la caminata a las nueve y media, entrando por la quebrada San Isidro. Pretendíamos seguir el antiguo camino pre-inca, el cual es visible desde lejos y que va por la ladera derecha del valle mirando desde Chontay.

Caminamos apenas un rato, con el fondo del valle a unos setenta metros más abajo, cuando nos encontramos que el terremoto del 2007 había destruído varios tramos del camino. Donde antes había un sendero visible, ahora hay tierra resbalosa y piedras. Es peligroso venir por acá, un resbalón puede significar terminar en el fondo del valle (sí, a Yelinna casi le sucedió, y de paso perdió los palos de trek que le prestó Bruno).

Llegó un momento en el que no podíamos avanzar más, el camino estaba demasiado destruído. Entonces Bruno nos dió a escoger: seguir otra ruta más larga, y segura, hacia Chaclacayo, o ascender por la ladera del valle y conectar con el lado de Chachacayo de forma más directa. Como en el grupo todos eran (éramos) poseedores de un entusiasmo juvenil, decidieron (decidimos) la segunda opción.

Ascender por la pendiente de la ladera del valle del Río Lurín, confieso que es una locura.

Lo malo de estas laderas es que no son de roca o tierra firme, sino de barro seco, quebradizo, bastante suelto, y que hace que las piedras incrustadas en él tengan poco asidero. No es para gente sin experiencia... siendo sincero, no es para gente en general. Un pequeño error puede acabar cien metros más abajo (en realidad era más).

Mitchel, experimentado escalador, fué quien llegó primero a la cima de la ladera. Usándolo como punto de referencia, Yelinna llegó en segundo lugar, luego de bastante rato de pelear por no resbalarse, asirse de piedras flojas y evitar los lugares con sólo barro seco (mejores para trepar son los sitios que tienen rocas).



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Indy también nos acompaño, quería recordar sus tiempos de "Raiders of the Lost Ark" (desierto por todos lados). Detrás se puede ver cómo son las laderas del valle (no imaginaba que fuera tan estrecho) y lo impracticables que parecen desde aquí.


Nos preocupamos un poco porque el resto del grupo aún no llegaba. Lo que ocurrió fue que Sandro y Omar se desviaron hacia la izquierda y terminaron en un punto dodne no podían avanzar más. Bruno tuvo que ir a "rescatarlos" y traerlos a donde estábamos.

Ya a parti de aquí no habrían más subidas, salvo algunos trechos cortos y de muy poca pendiente. Ya se había acabado el trepar por el cerro :D

Como contaba Bruno al poco rato de salir de Chontay, el valle del Río Lurín es muy muy seco, como si la lluvia despreciara estos parajes. Si cae lluvia "es apenas un escupitajo".

Al mediodía llegamos al cerro Lindero a 950 msnm. Si estuvo un poco nublado en la mañana, ahora ya se sentía el calor. Tuvimos que seguir ascendiendo bajo el fuerte sol y, al pasar junto a unas grandes rocas, pusimo sentir el calor que son capaces de reflejar. Íbamos siguiendo las nubes, las que parecían huir de nosotros. A la una descansamos junto a una inmensa roca que, por tener un lado a la sombra, se mantenía fresca.
A las dos de la tarde llegamos al cerro Chachacayo, a 1400 msnm y aprovechamos para almorzar. Las nubes ya tapaban el sol.

Desde el cerro Lindero se pueden encontrar, tiradas entre la tierra, conchitas de caracoles. Son balncas y tienen la forma de cono de los caracoles de agua. La gente cuando las ve suele pensar que son fósiles, pero los fósiles están petrificados o parecen estar hechos de tierra. Estas conchas son de animales modernos.

Como contó Bruno, lo que sucede es que cada año, con las pocas lluvias que caen, estos cerros se llenan de vegetación, y con la vegetación aparecen los caracoles. Cuando las plantas se secan éstos mueren y dejan sus conchas atrás.
No sabíamos de dónde venían los caracoles. No pueden sobrevivir en el desierto, así que no debían quedar para el año siguiente, hasta que Omar encontró uno vivo en una de las piedras, en esas partes donde no da el sol y se mantiene fresco.
Entonces el fenómeno se llega a explicar: los pocos caracoles que sobreviven son suficientes para llenar de caracones los cerros cuando la vegetación aparece. Cuando todo se seca, quedan unos cuantos vivos, estivando, hasta la siguiente temporada de lluvias.

Ya desde aquí el camino era de descenso. Más adelante hallamos senderos por los que transita la gente, y más allá un camino de tierra para vehículos. Pasaba al lado de una estación eléctrica, de la que Juanito dijo que ya no había antena.

El desierto, aunque parezca monótono, tiene detalles interesantes. Descubrimos los primeros brotes verdes del verano y antiguos cactus, como éste:


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Bruno dijo que parecía armado con Legos :)


Por su tamaño y aspecto, se deduce que son cactus de crecimiento lento que les gusta echar pocas ramas (Bruno les dice "hijitos") y tenerlas grandes y gruesas, a diferencia de los cactus que se plantan en los jardines de Lima, que pueden alcanzar el tamaño de un árbol pequeño en unos años y que crecen como tales: un tallo o tronco con un montón de "hijitos" en la parte superior.

Ya eran más de las cinco cuando alcanzamos la quebrada que lleva a California, en Chaclacayo. Aquí Bruno nos enseñó a reconocer por donde ha pasado un huayco: basta ver la diferencia en el color de la tierra. los lados de la quebrada eran rojizos, pero por donde el huayco había pasado la tierra era del color del barro seco (y muy posiblemente era barro seco). Ya habían cactus grandes y gruesos en esta tierra, por eso supimos que el último huayco fue hace muchos años. Toda esta parte recién se está urbanizando, las casas recién se están construyendo. El siguiente huayco puede ocurrir dentro de un siglo, pero hay una regla a seguir: "por donde hubo agua, habrá agua".

Sólo es cuestión de tiempo.

La nueva urbanización fue bautizada por Yelinna como "Urbanización Huayco".

A continuación de la urb. Huayco hay un asentamiento humano, con todo el mal aspecto que tienen los asentamientos humanos. No ocurrió nada porque pasamos a una hora en la que no ocurre nada, pero ¿y si nos cogía la noche aquí?
Así, quien quiera entrar y salir de Lurín tendrá que hacerlo por Chontay, no por California. De todos modos esta ruta ya está muerta por su peligrosidad (el camino lo destruyó el terremoto y hay un asentamiento humano, ya de por sí suena bastante malo).

Luego del asentamiento viene el inicio de la Urbanización California. El contraste es tremendo: las casas son inmensas aquí, se nota que pertenecen a gente con mucho dinero. Empieza el asfalto y los jardines bien cuidados.
Cruzamos el río Rímac por un puente colgante. El río venía con poco caudal, o es que en esta parte el Rímac es así, mucho más chiquito de lo que se ve en Lima.
Siguiendo el camino adecuado, se llega a la Carretera Central, pues es fácil perderse o dar un largo rodeo antes de hallar cómo salir a la carretera. Eran las seis y media y es el momento cuando se nota el cambio de las horas: hace quince años, en verano, a las seis y media de la tarde ya empezaba a oscurecer, ahora empieza a oscurecer a la siete. Aún no sabemos a qué se debe esto.

Desde aquí pasan muchos carros a Lima, no tuvimos que esperar mucho por uno que tuviera asientos desocupados :D

Hay fotos aquí! y muchas más aquí!


Y ahora....

¿qué pasó con las conchitas que recogimos?

Bueno... se las dimos a quienes las apreciarían más:


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Pirata Barba Negra: - Aaaarrr!! Por fin nuestros esfuerzos se ven recompensados. ¡Estas caracolas son nuestras!
Jack Sparrow: - Creo que oigo algo en ésta :D
Elizabeth Swann: - ¿Es el mar?
Wll Turner: - Yo también lo oigo. ¡No es el mar! ¡Es el sonido del río Lurín! :D :D :D