Primero fué un autito LandRover a escala 1:24, luego la posta ha sido seguida por varios juguetitos de plástico (especialmente animalitos) ansiosos por recorrer el Perú :D

domingo, agosto 27, 2006

Introducing: GIJoe

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¡Los muñequitos de GIJoe! parece que todos han tenido al menos un GIJoe durante su vida, todos... excepto Yelinna.
Ella nunca tuvo un GIJoe hasta la semana pasada, cuando Kikín (un amigo de la facultad) le regaló a los dos que están posando en la foto. El de la derecha es Tunnel Rat, el de la izquierda es Freefall, y ambos estaban en pedacitos, bueno, son tan articulados que tienen que estar hechos de muchos pedazos y también por eso son muy fáciles de volver a armar. Sólo bastó un destornillador, un poco de alambre para sujetar el ganchito que va por dentro y sujeta las piernas, un par de pinzas y mucho amor :D :D

Kikín luego confesó que tiene otros, más antiguos, pero que esos ya son de colección.

Los GIJoe datan de la década de los setentas y en los ochentas tuvieron su propia serie de dibujos animados. Además de éstos pequeños existen otros, de 30 cm de altura, los cuales mi dueña sólo conoce por Internet ya que nunca los ha visto vendidos en Lima. El año pasado era posible encontrar pequeños GIJoes como éstos (pues aún se siguen fabricando) en algunas tiendas, lo malo era su precio: un muñequito con una moto costaba de $15 a $18, no era un precio excesivo considerando que eran GIJoes, pero tampoco era, digamos, un regalo.

Quienes quieran deleitar sus ojos con los hermanos mayores de GIJoe y leerse algunas fotohistorias, hechas con un verdadero acabado profesional, pueden ir a:

http://members.verizon.net/~vze34fnk/pages/gijoe/gijoe.htm

Mientras tanto, estos dos amigos recibieron la bienvenida que se les da aquí a todos los recién llegados:

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;)

miércoles, agosto 02, 2006

Tingo Maria (selva alta) - 28-29 y 30 de Julio


Con la gente de Aire Puro :) Nos encontramos con viejos amigos del viaje a Masamari: Luis, Roxana, Adin, Paul y Anace.

La hora de partida del Bus debía ser a las 6:45pm del 27 de Julio, pero salimos recién a las 8:00pm. Los lugares por los que pasamos fueron:

9:00 pm: distrito de Sta Anita y parada para cambiar la llanta.
10:10 pm: Chaclacayo
10:20 pm: Chosica
11:00 pm: peaje de Corcona y demora por culpa de la balanza de pesaje de camiones y buses.
Medianoche: Matucana
12.45 pm: San Mateo de Huanchor
1:20 am: Tablacancha
3:00 am: La Oroya
3:30 am: Peaje de Casaracra
6:00 am: Yanacocha
6:40 am: Presa Cajamarquilla
7:00 am: Huariaca
8:00 am: parada para revisar las llantas
9:00 am: Universidad de Huánuco
Mediodía: Llegada a Tingo María.

Es decir: por culpa de las llantas del bus, el viaje que debió durar 12 horas duró un total de ¡16!!
(si mis llantitas estuvieran en tan mal estado no osaría cruzar los Andes con ellas, en fin...)

De este lado de la cordillera predomina el verde, el cual cubre cerros y montañas por igual, enmarcados por un cielo azul y nubes blanquísimas. Es muy distinto a la sierra, donde predominan el ichu y los cactus y, a la costa con sus desiertos.

Tingo Maria (en la selva alta) es una ciudad pequeña, rodeada de verde, al pie de los cerros conocidos como la Bella Durmiente. Muchas de sus calles no son asfaltadas y por cada auto hay cinco mototaxis y motos. Incluso es posible alquilar una moto presentando solamente el DNI. Por todas partes hay mercados informales que recuerdan un poco el aspecto de las calles de las ciudades hindúes que aparecen en la televisión.
Aquí la gasolina es más barata que en Lima pues no paga impuestos (una buena noticia para mí). También en la calle se pueden encontrar vendedoras de hojas de coca para chacctar.
Ya en Tingo Maria el calor se hace bastante opresivo, el grupo deambuló por la ciudad buscando dónde almorzar. Un dato: en el chifa, el pollo con piña y arroz chaufa lo sirven sin salsa de tamarindo, a diferencia de Lima.

Otro dato dado por Adín: el pollo suele ser más caro en el interior del país que en Lima, lo contrario ocurre con la carne de res.

A eso de las dos de la tarde partimos a hacer el recorrido de las 8 cascadas (por ahí dicen que en realidad son 12 e incluso 14). Este recorrido le hizo recordar a mi dueña Songos y sus cascadas, sólo que aquí hace más calor, es más lodoso y el camino es un tanto más vertical. Una de las cascadas (posiblemente la cuarta o la quinta) tiene una caída de 10 metros y para pasarla se debe subir con soga, escalando la pared vertical. Se ve más difícil de lo que realmente es, las piedras por las que cae el agua son ásperas, a diferencia de las otras que son resbalosas. A pesar de esto siempre se tiene la sensación de "si te sueltas te mueres".

La última cascada asemeja a una pequeña piscina, en su parte más honda supera los dos metros de profundidad, por lo que quién no sabe nadar es mejor que no vaya muy al fondo. La cascada no cae con fuerza y Yelinna se sentó justo debajo diciendo:
- Soy una con la cascada...
Sí, esto es sacado de un dibujo animado ;)
El regreso fué más difícil que la subida. El camino estaba cubierto de barro resbaloso. No debería quejarme pues me pasé todo el tiempo dentro de la mochila de Yelinna mientras el barro le destrozó un par de zapatillas. Fabio amablemente la ayudó a descender auqnue los últimos diez minuto de camino ambos los hicieron descalzos (a pesar de las piedras) pues las sanbdalias de Fabio se llenaron de barro y las zapatillas de Yelinna ya habían perecido. La meta era una casita donde vendían comida, junto a un riachuelo donse la gente pudo lavarse.

De allí tomamos una combi hasta cerca dela Cueva de las Pavas, la cual no es una cueva, si no un refugio formado por plantas en el que las pavas aliblancas solían esconderse; ahora debido a la depredación ya no hay pavas. Se armó el campamento allí. Mientras el resto de la gente iba a cenar y a conversar junto a la fogata, Yelinna y yo nos fuimos a la carpa, ella para cambiarse la ropa mojada y luego a dormir. Puede más el cansancio y el sueño que el hambre.



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Esta foto fué tomada cerca al campamento, a eso de las seis de la mañana


Sábado 29 de Julio:

Después de desayunar, fuimos hacia la cascada Gloriapata, pasando el puente sobre el río Huallaga, en la parte en que tiene poco caudal (es allí donde nos dejó la combi). Esta vez el camino es mucho más fácil, se va pasando el mirador y a eso de las diez de la mañana ya estábamos allí.

Esta cascada es un poco más grande, el agua cae con más fuerza y es un tanto más profunda.
Las fotos del viaje están aquí.
Regresamos al mediodía a la entrada hacia las Cueva de las Pavas. En Tingo María los juanes se venden a un sol y son una especie de tamales hechos de arroz y envueltos en hojas de bijao. Los juanes en Lima los envuelven en hojas de plátano, pues las de bijao no llegan frescas a la capital.
A la una y media salimos rumbo a la cueva de las lechuzas, llamada así porque al principio la gente creyó que allí habitaban lechuzas cuando en realidad son guachacos, los cuales emigran a mitad de año y anidan en Noviembre, que es cuando se intenta limitar el acceso a los turistas.
Quien explicaba todo esto era una estudiante de biología de la UNAS quién añadío que dentro de la cueva, además de murciélagos los que se pueden ver volando a cada instante, existen ratas, un depresadro natural de la selva.
Acerca de los murciélagos mencionó que al anochecer salen a bañarse a las aguas sulfurosas que quedan cerca para luego ir a alimentarse de insectos. Regresan al alba.
Se podría esperar al anochecer para verlos salir de la cueva pero no es seguro permanecer fuera de la ciudad cuando oscurece. Tingo María está muy cerca de la meseta del Monzón, que es zona cocalera y un tanto peligrosa. Durante el día no hay problema, pero es mejor estar de regreso a eso de las cinco de la tarde.
Salíamos de la Cueva de las Lechuzas cuando se ofreció la oportunidad de conocer otras dos cuevas más, cuyo acceso es mucho más difícil pues hay que internarse en la espesura. No todos fueron, a este otro trekking se apuntaron menos de la mitad de los viajeros. La primera cueva está a una media hora trepando el cerro, por un camino en el que hizo falta un buen machete y por donde transitaban cordones de hormigas de un centímetro de longitud cada una. Era un poco fastidioso oír a las otras chicas chillar al verlas, pues en realidad no hacen daño. Raúl dijo después que lo único que se debe procurar es no pisarlas.
No pudimos llegar a la segunda cueva pues era necesario escalar un muro de piedra de un par de metros de alto y muchos prefirieron no arriesgarse.
La otra cueva está a unos veinte minutos más ascendiendo entre la selva. Pero vale la pena el esfuerzo. La entrada a esta cueva es un hoyo entre unas rocas y algo estrecha y resbalosa, pero ya dentro se abre una enorme cámara de piedra en cuyo interior existe una pequeña colina de tierra suelta, y al fondo, en el techo, se abre una abertura que permite ingresar a los rayos del sol... es algo digno del mejor documental del NatGeo

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Aquí estoy dentro de la cueva, no salen bien las fotos porque estaba muy oscuro.

Salir de la cueva es más fácil que entrar, sólo hay que trepar unos pocos metros de roca. Mi dueña, casi sin querer, siguió al señor Raúl (sale en esta foto con una gorra blanca) de bajada, sin saber que él suele seguir su propio camino, descubriendo rutas alternativas. Es decir: estaban en medio de un verdadero camino de selva, sólo se veían plantas por todos lados y si había alguien más adelante o más atrás era imposible saberlo a menos que se llamaran unos a otros, Yelinna carece de sentido de la orientación así que sólo quedaba seguir adelante, siempre detrás y muy cerca de Raúl. Prácticamente la única ayuda que mi dueña recibió fué que al avanzar, Raúl iba apartando un poco las lianas, eso fué todo a pesar que el trayecto exigía trepar, descolgarse, etc. Él es un experto explorador. Comentó que ha escrito un libro titulado "Rutas terrestres del Perú".

Sí, Yelinna pasó la prueba con creces :)

Ahora, una foto del regreso de la Cueva de las Lechuzas:

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A las 5.30 pm ya estábamos en Tingo María y después de una larga deliberación (pues todos los hospedajes y hoteles estaban llenos) fuimos al centro recreacional Palmeritas donde la gente pudo lavarse y comer (o alrevéz dependiendo de la preferencia de cada uno).

A eso de las diez de la noche empezó el baile de los Putumayos acompañado de una musiquilla muy alegre aunque un tanto repetitiva. Los bailarines son estudiantes de la UNAS en donde existe un taller de danzas. Tiene algo de especial ver un baile en su mismo lugar de origen, ya de noche. Memorable es el baile del Sacolargo, donde las mujeres agarran a patadas a los hombres, les roban la cerveza, se quitan los calzones y los obligan a lavarlos, etc. Después de este baile se encendió la fogata y los bailarines trajerone n andas a una de las chicas, para luego seguir bailando alrededor. No recuerdo quién comentaba que la música de la selva es mucho más alegre que la de la sierra, la cual tiende a ser melancólica.

Uno de los primeros occidentales que llegó a estas selvas fué un misionero llamado padre Blas, quien vió que más allá en la selva, habitaba otra tribu que solía robar y causar destrozos a los Putumayos. Siguiendo sus huellas encontró el paso que ahora lleva su nombre.

¡Se perdieron el baile la gente que se fué a la discoteca!

De paso, Yelinna le agradece el vaso de jugo de carambola que le invitó Raúl.

Domingo 30 de Julio:

Salimos temprano de Palmeritas. Susan tiene familia en Tingo Maria por lo que pudimos dejar las mochilas más grandes en su casa. Tomamos rumbo a la cascada Santa Carmen.

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Sí, akí rumbo a la cascada Santa Carmen.

Apesar de existir un camino, llegar a la cascada es un tanto fastidioso por lo resbaloso que es el barro (había estado lloviznando la noche anterior). De todas las cascadas que visitamos ésta es la mejor: es más grande, más honda y más bonita. El agua no cae con tanta fuerza como en la cascada Gloriapata, incluso (según me contó mi dueña) es como un buen masaje.

A la entrada del camino que lleva a la cascada de Santa Carmen venden comida: Juanes, patitas de pollo (Carlos se aficionó a ellas), plátano a la parrilla, gaseosas, etc. En Lima la gente no es muy aficionada a las patitas de pollo (a excepción de Carlos quien se destacó por su polo de Star Wars), pero la señora que las vendía nos aseguró que allí suelen pedirlas mucho.

En Tingo María estuvimos a eso de las tres de la tarde, teníamos hasta las cinco para estar en la empresa de trasnporte ya que el bus salía a las seis (sin retraso, le aseguraron a Adin). La gente se dividió en varios grupos, nosotros fuimos al zoológico de la UNAS. Aquí pudimos ver al picuro, animalito que comieron algunos el sábado y que se parece mucho al cuy, sólo que es bastante más esbelto. Dió la impresión que ni el puma ni el tigrillo estaban contentos con la presencia de tantos humanos pues no dejaron de rugir amenazadores. Otro gatito de respeto es el jaguar, bastaba mirarle el tamaño de los colmillos.

Increíblemente el bus salió a las seis y media de la tarde. Y esta vez no hubo retrasos ni paradas por llantas defectuosas. Éstos fueron los lugares por los que pasamos:

9:00 pm: Huánuco, posiblemente un distrito llamado Amarilis

1:30 am: Peaje de Casaracra

1:45 pm: la Oroya

3:00 pm: San Mateo de Huanchor. Pasamos por un pasaje entre el cerro el cual mi dueña lo describió como "un camino parecido a un sendero bajo el mar" en el viaje de regreso de Huancayo en la semana santa del 2005, nunca creímos que estaría tan cerca de Lima, justo al costado de la embotelladora San Mateo.

5:50 am: Santa Anita (Lima)

Antes de las seis y media ya bajábamos del bus, aunque bastante más tiempo tomó hallar un taxi de regreso a casa.

Finalmente, Yelinna quiere agradecer a Marcelo el haberla ayudado a soportar el frío, una hora antes de llegar a La Oroya (posiblemente en ese momento pasábamos Ticlio) y a Raúl por haberla bautizado como Aventurera.

Antes de finalizar: muchos de los viajeros recordarán que mi dueña compró una curiosa artesanía: una canoa de madera de juguete. Hubo a quienes les pareció extraño, incluso hubo alguien que propuso usarla como plato para el gato (aquí nos seguimos riendo) pero la verdad es que ella la quería para hacer esto.

Me despido.

The Traveling Picture Show