Primero fué un autito LandRover a escala 1:24, luego la posta ha sido seguida por varios juguetitos de plástico (especialmente animalitos) ansiosos por recorrer el Perú :D

domingo, abril 15, 2007

Reserva paisajística de Yauyos - 5 al 8 de Abril

La reserva Paisajística de Yauyos abarca parte de la provincia de Yauyos (región Lima) y la región Junín. En ella están los nevados Pariacaca, Turicho, el río Cañete y el Pachacayo, los pueblos de Tanta, Vilca, Huancaya, Vitis, Miraflores, así como varias lagunas.

Recorrido total de la caminata: 60 Km hasta el pueblo de Huancaya.

El punto de reunión fué a las 10 de la noche el miércoles 4 de Abril con la gente de AirePuro :D
Habían contratado una couster la cual partiría desde la puerta principal de la Universidad Católica. Aquí nos encontramos con varios viejos amigos: Nancy, Jimmy, David, Alex...
Íbamos a tomar la ruta que pasa por la carretera central y sube hasta Ticlio.

11:15 pm: Partida (¡Por fin!)

Jueves 5:

12.45 am: Chaclacayo
1.20 am: Peaje de Corcona y un embotellamiento impresionante. Aquí un guardia nos avisa que vayamos con cuidado pues más adelante se han volcado dos trilers.
2.35am: Matucana
3:15 am: San mateo de Huanchor
5:35 am: Peaje de la Oroya
6:00 am: Ciudad de la Oroya
6:20 am: Parada por gasolina y oportunidad de tomar fotos. Yelinna casi se sube a la couster equivocada (ella pide humildemente que dejen de reírse)
7:30 am: Pachacayo (la gente empieza a morir de hambre, todas las cosas y la comida están en el techo de la couster!)
12.15 pm: Pasamos por el nevado Pariacaca.
Se suceden luego varias subidas y bajadas de los pasajeros de la couster, la que a duras penas avanza. Toda la gente muere de hambre y nadie quiere moverse de sus asientos.
2:00 pm: Dada la mala condición del camino debido a las lluvias, hasta aquí llega la couster. Estamos en medio de la nada, pero todos aprovechan para descargar las cosas, encender las cocinas y almorzar.

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David (IPod Man) no dejó de preguntar por mí :D

Empezamos la caminata una hora después. Tras 45 minutos de reocrrido alcanzamos el abra a 4736 msnm. He aquí una foto del camino que nos esperaba:


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Sí, recuerda un poco a Huayllay :)

Horas más tarde empezó a llover y luego a granizar. Y ambas cosas al mismo tiempo. Caminamos hasta el anochecer y ya para entonces habíamos alcanzado los 4800 msnm y hacía un frío terrible. Aún así hubo quienes se animaron a cocinar. (Y aquí Yelinna quiere hacer notar que los fideos Ramen puedne comerse crudos, je je).

Mi dueña compartío su carpa con Erika, una de las guías de AirePuro. Cuentan que esa primera noche mucha gente se sintió mal por lo que tuvieron que estar repartiendo pastillas por casi todas las carpas.
Yelinna debe confesar que sintió náuseas en la madrugada, pero ella suele cargar su propio arsenal químico de emergencia :)

Viernes 6:
En teoría se debía empezar la caminata a las 7 de la mañana, pero el frío hizo que la gente se tomara su tiempo para salir de las carpas. Es la primera vez que mi dueña y yo veíamos hielo junto a su tienda y montoncitos de nieve sobre la tierra.
¿Fué Jimmy el que se atrevió a sacar su cámara con semejante frío?

Volvió a nevar, ligeramente. Silvia tenía una cocina y Yelinna pudo hervir un poco de leche con chocolate para quien quisiera, debajo del plástico que compró en Huayllay y que sirve para todo: impermeable, cubremochila, techo, etc. No sabemos quién nos pretó los fósforos pero se los agradecemos mucho :)

De aquí en adelante el camino era descendente. Después de ayudarse unos a otros a desarmar las tiendas, empezamos la caminata recién a las nueve de la mañana.

Las fotos del viaje están akí, mi dueña recién se animó a sacar la cámara cuando el hielo se estaba derritiendo y el campamento desarmándose.
Este día, Erika amablemente llevó la tienda de Yelinna.

Debíamos seguir la quebrada del río Cañete. Felizmente unas horas después salió el sol. Había uqe caminar sobre resbalosas rocas en las que siempre corría agua. Después de una caída sentada, mi dueña comprendió lo útiles que son los palos de trekking.

A eso de las dos de la tarde llegamos a una de las lagunas que forma el río. En esta parte los que iban más adelante se separaron de lo que iban en el medio y ya no los veíamos. Yelinna procuró ir con Nancy para no perderse, pero llegó un momento en el que estábamos por encima de la laguna, en el que ella tampoco sabía por dónde ir dado que el sendero desaparecía y/o se bifurcaba por tramos. Esperamos a la gente que iba atrás y a medida que nos alcanzaban resultaba que nadie sabía por dónde ir. Tuvimos que espera a los guías que siempre van al final para poder continuar. Claro que durante la espera la gente se dió un descanso y aprovechó para admirar la laguna y comer alguito.

Esa tarde volvió a llover. La tierra se comvirtió en un pantano. Mi dueña no dejaba de pensar que Yauyos parecía una mezcla entre Huayllay con su suelo blandito y húmedo, y Songos, con sus corrientes de agua y sus rocas resbalosas. Era imposible no terminar con los zapatos mojados o con un par de caídas sobre el suelo o las piedras.

Ya era avanzada la tarde cunado llegó el momento de cruzar el rí usando esta cosa. Memorable es el "¿¿Qué es esoo??" que exclamó mi dueña al verlo, pues le entraba miedo cruzar el río de esa manera, mas no había otra forma. Su siguiente frase fué: "Prefiero cruzar de una vez antes de que me entre más miedo".

El recorrido duró hasta después del anochecer. Los de atrás se guiaban por las luces de las linternas de los de adelante, quienes ya habían empezado a armar el campamento.
Acampamos a un lado del camino que lleva a Vilca en un sitio llamado Tragadero. Esa noche volvió a llover. En la madrugada se podían escuchar las gotas de lluvia golpear la tienda.

Sábado 7:

Amaneció soleado lo que permitió poner a secar las cosas. La ropa y los zapatos no se secaron del todo pero sí las tiendas y las mochilas. Yelinna y Erika olvidaron cerrar la entrada de la carpa durante la noche por lo que muchas de sus cosas se mojaron. Aún ignoramos cómo las pilas sobrevivieron a tanta agua.

Partimos a las nueve de la mañana. De aquí en adelante Yelinna cargaría su carpa. El trayecto no parecía dificil pues sólo debíamos seguir el camino... al menos eso era lo que creíamos ¡y cómo nos equivocamos!

Era alrededor del mediodía cuando llegamos a un punto donde un grupo de becerritos nos miraba sospechosamente y en el que se podían seguir dos rutas, una que era siguiendo el camino por la margen derecha del río, y la otra que subía y bajaba por los cerros en la margen izquierda.
Los que se quedaron rezagados tendrían que ir por la derecha, pero quienes iban más adelante tenían la opción de elegir por dónde irían.
Siguiendo a un impulso de último minuto, Yelinna eligió ir por la izquierda.

Primero tuvimos que trepar un poco por las rocas para después ascender hasta lo alto. Jimmy dirigía al grupo que se fué por la derecha, muy adelante, por lo que ya no lo vimos. A quien sí vimos fué a Nancy, quien se había caído tres veces el día anterior, se había lastimado, y por eso había elegido ir por la derecha. David se unió a los de la derecha al parecer en el último punto en el que ambas rutas se unían. Y aquí es necesario recalcar algo:
1. Yelinna tiene muchas dificultades en recordar las caras de la gente (el día anterior, con todo el mundo bajo sus impermeables, no podía distinguir a nadie).
2. Yelinna carece por completo de sentido de la orientación. Ella sola, es capaz de terminar en Bolivia intentando llegar a Lima (es en serio).
Así que lo único que puede hacer es seguir a quien tiene delante, sea quien sea. Resultó ser Erika, quien, junto con el resto de los guías del grupo y algunos expertos trekkeros (después nos enteramos que incluso había algunos que hacían andinismo) tomaron la ruta más difícil de todas, la que pasaba por rebaños de ovejas que balaban apenas veían a la gente, cruzaba el río (fué necesario quitarse zapatos y medias, el agua llegaba por encima de las rodillas, y a pesar de que le prestaron los palos de trekking, Yelinna estuvo a punto de caerse), pasaba por una zona pantanosa (nuevo préstamo de palos, mi dueña ha jurado comprarse al menos uno para antes de Julio), pasaba por donde vacas y toros pastaban (resultaron asustarse más de mi dueña, que ella de ellos) y ascendía hasta donde el sendero desaparecía, entre las piedras y el ichu. Conducida por Alex,Yelinna acabó en un estrecho sendero en un risco a 200? metros por encima del río.

Cuentan los del grupo del lado derecho que les sorprendió ver a mi dueña prendida del risco a tal altura y a tal distancia. Alex había regresado por quienes venían atras, de modo que ella estaba completamente sola agarrada del ichu. Los del grupo que iba adelante (entre ellos Erika) ya habían desaparecido, y además eran casi las cinco de la tarde y amenazaba lluvia. Creo que está demás decir que no tenemos fotos de tan sublimes momentos porque Yelinna estaba demasiado ocupada calculando cada paso para no matarse. Si este es un camino que un trekker experto, acompañado, pasa con relativa facilidad, también es uno de esos caminos en los que si te equivocas en poner un pie, te caes y te mueres, no hay quien te salve o se anime a recoger tu cadáver del fondo de la quebrada. Mi dueña ya tenía bastante con buscar de dónde agarrarse (ya fuera roca, ichu, tierra, etc). Incluso cuando ya había pasado el risco tenía que trepar la ladera de la montaña, la cual tendría unos 60 grados de pendiente (exagerando un poco quizás), además que fué cuando cayeron unas pocas gotas de lluvia. Para quien está hundiendo las uñas en la tierra para no resbalar es para preocuparse.

Como escribe mi dueña en otro foro:

"Quien sufre de vértigo o pánico jamás debería intentar caminar por semejante pendiente. Y quien lo intenta por primera vez debe ir acompañad@.

Claro, yo no tenía esa opción.

Es cierto, me asusté. Pero lo suficiente y necesario para ir con cuidado, clavar mis unas en las rocas, fijarme dónde ponía los pies y seguir la saliente hasta llegar a la ladera de la montaña. Es increíble la adrenalina, ya no sientes frío ni dolor, ya no sentí el peso de la mochila, toda mi concentración estaba en el control que tenía sobre mi cuerpo (...)"

Felizmente no llovió y fué un alivio llegar a terreno seguro. Aún no se veía a los que iban delante y Yelinna se desvió un poco, por lo que anduvo perdida varios minutos sin estar muy segura de por dónde ir, hasta que Alex volvió a buscarla.

Vilca aún estaba lejos. El camino zigzagueaba entre los cerros y en varias partes era difícil ver por dónde había que ir. Yelinna prefirió esperar e ir en compañía de Oscar, el guía que iba atrás (siempre hay un guía que va al último, cerrando el grupo). Eran las seis de la tarde cuando alcanzamos las rocas que sirven de mirador de la quebrada y donde la gente se detenía a descansar unos minutos. Desde allí dijeron que serían unos veinte minutos hasta Vilca, lo cual resultó ser mentira, el camino que faltaba era mucho más largo. Ya estaba oscureciendo y aunque ya habíamos descendido del cerro, aún no veíamos cuándo llegar al pueblo. Ya en el último tramo, cuando ya era de noche y casi no se podía ver nada, Oscar y Yelinna se encontraron con Jimmy, quién había vuelto, tras dejar sus cosas en Vilca, para buscarlos y guiarlos.
Ya eran las siete de la noche y eran los últimos que faltaban.

Los del grupo del camino de la derecha habían llegado dos horas antes y ya habían comido. No faltaron los comentarios de asombro por haber visto a mi dueña prendida de aquel risco.
Vilca está a unos 3900msnm.

Después de pedir algo qué comer y qué tomar, la gente se puso de acuerdo para pasar la noche. Algunos, entre ellos mi dueña, alquilaron camas, considerando que al día siguiente debían salir a als seis de la mañana y armar y desarmar un campamento toma mucho tiempo. No fueron los únicos, al final nadie acampó aunque algunos tuvieron que dormir en sus bolsas de dormir, pero bajo un techo acogedor

La habitación estaba subiendo una empinada escalera de madera, ya bastante complicada de subir con las mochilas. Allá fueron mi dueña, Oscar, Guillermo, Luis Miguel y Fernando. En realidad era parte de la casa de la señora del restaurante, la que había sido adaptada para improvisar un cuarto más en el que habían colocado varias camas.
Un dato curioso: en lugar de baño, el cuarto tenía bacinillas bajo las camas ¡muy conveniente!

Y ahora, un detallado dibujo que hizo Yelinna donde se ve claramente cómo fué el camino de la margen izquierda:

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Domingo 8:

5:30 am: Despertamos sin necesidad de las alarmas de los relojes y antes que se escuchara a los gallos cantar. El desayuno se preparó sobre una enclenque silla, usando lo que quedaba de cocoa y leche. A estas alturas y con este frío es muy recomendable mezclarlos con cereal de chocolate, según Yelinna da mucha energía :D

Para lavar las cosas (y lavarse los dientes), al no haber baño mi dueña usó la ventana que daba a un jardincito descuidado al que no creo que le molestara que le arrojaran agua desde una ventana.

El punto de reunión era la plaza de Vilca, en teoría a las seis, en la práctica media hora después. A esa hora se inició la caminata a Huancaya, donde nos esperaría la misma couster para retornar a Lima.

El sol salió temprano y esta vez era sólo cuestión de seguir la carretera afirmada que une ambos pueblos. Lo malo. esta carretera dobla y tuerce en cada cerro, tiene subidas y bajadas y parece no terminar nunca. En teoría el camino era de unas cuatro horas, pero ya pasaban de las diez y Huancaya no se veía por ninguna parte.

En contra de su costumbre, Yelinna se quedó atrás por culpa de varias piedrecillas en el zapato (Juan Carlos es testigo) y el deseo de tomar fotos, pues los dos día anteriores la caminata había sido fuerte y no había tenido oportunidad de sacarme y tomarme fotos :( Así que ésta es la única foto que tengo del camino hacia Huancaya:

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Desde aquí se ve la piscigranja.

Lo que pasó medio minuto después es memorable: mi dueña ya había recogido sus cosas cuando una camioneta se detiene atrás a pocos metros y algunos de los trekkeros que venían atrás estaban subiendo. Una de ellas la llama y ¡todos no fuimos en la camioneta!

Por el camino encontramos a más gente que, al ya no haber más espacio, pedían que les lleváramos las mochilas, Janeth decidió bajar, dejar su mochila en la camioneta y seguir caminando (¡por el honor!), su lugar (junto al techo de la camioneta) lo ocupó mi dueña, y el lugar que quedó libre lo ocupó una mochila. Así, hicimos a toda velocidad los últimos 2 o 3 kilómetros que llevaban hasta Huancaya.

La carretera era terrible, a cada instante la camioneta viraba y saltaba, y a mi dueña ya le dolían los brazos por evitar caerse. Algunas paradas para sacar fotos y un tremendo salto sobre un hueco despúes, llegamos a Huancaya después de quienes encabezaban el grupo, je je, gracias a esta pequeña trampa (sino llegábamos casi al último!).
Jimmy los vió llegar en la camioneta y dijo que eso era trampa, Yelinna le dió la razón exclamando:
- ¡La deshonra! ¡La indignidad!

En Huancaya la gente pudo ir al baño, comprar golosinas y gaseosas, incluso Yelinna halló, en una pequeña tienda en una casa a la esquina de la plaza, una señora que vendía libros acerca de la historia de Huancaya. No hace falta decir que se compró uno.

Eran las once de la mañana y había que esperar a los que venían detrás. David aprovechó para subir al techo de la couster y sacar de su mochila una novedad: arroz con pollo en lata.

Nos esperaba un largo camino de regreso y había que abastecerse!

Era la una de la tarde cuando partimos de Huancaya. El mal estado del camino hizo que la gente tuviera que bajar de la couster, esperar a que ésta pasara por los trechos difíciles, y volver a subir. Nuevamente nadie quería moverse pues ya se sentía el dolor de la caminata y todos andaban como viejitos (mi dueña incluída!).

Esta vez tomamos el camino que pasaría por Lunahuaná.

5:00 pm: Allauca. Descubrimos que en Yauyos también se cultivan manzanas delicia.
6.10pm: Catahuasi
7.10 pm: Zuñiga: empieza la búsqueda de un llantero.
7:50 om: Lunahuaná.
Tuvimos que regresar buscando un llantero porque las llantas de la couster no saban más. Encontramos uno a la entrada de Lunahuaná. Como dijeron que se demorarían media hora, un grupito quiso ir a comer algo decente a un restaurante. Apenas tuvieron tiempo.
9:00 pm: Salida de Lunahuaná.
9:30 pm: Imperial
10:00 pm: Cerro Azul
10.30 pm: Asia
11.15 pm: Límite Cañete Lima.
Medianoche: Puerta de la Universidad Católica.

Fué memorable partir, y algunos días después, volver al mismo exacto lugar. Media hora después ya estábamos en casa, auqnue mi dueña afirma que sus tendones siguieron quejándose durante dáis, especialmente porque nunca se tiene verdadero descanso en realidad, mi dueña tiene que casi correr durante cuadras y cuadras sólo para poder tomar el micro que la lleva a la universidad (esto no ayuda). Una de las guías de AirePuro mencionó que no sabía cómo iba a ponerse sus tacos nueve ese lunes, es algo que mi dueña aún no cree humanamente posible.
!!!

Más fotos, las de Alex y Jimmy, Akí y Akí :D

Pd: a su regreso a Lima, Yelinna puso su mochila sobre la balanza.
Marcó 15 kilogramos (justo en el límite recomendado de que no se debe cargar más del 30% del peso corporal).