Primero fué un autito LandRover a escala 1:24, luego la posta ha sido seguida por varios juguetitos de plástico (especialmente animalitos) ansiosos por recorrer el Perú :D

miércoles, noviembre 05, 2008

Mirador de Cóndores - Cerro Lagartija (25 y 26 de Octubre)

Salida organizada por Bruno ♥ y narrada por Mauri, la cabra montañesa.

El cerro Lagartija está ubicado en el distrito de San Mateo de Otao. A los pies de este cerro suelen anidar los cóndores. Y esta vez, aparte de mi dueña y su amado, fueron con nosotros Don Raúl y Jesús.

El punto de reunión fué a las cinco de la tarde del sábado 25 en el Óvalo Santa Anita. Desde allí tomamos rumbo a Chosica, a donde llegamos a las siete de la noche. Luego, tomamos una couster que nos dejara en San Juan de Lanca. Según se ve en este mapa, San Juan de Lanca ya no está en el valle del Rímac, sino en el del río Canchacalla.

Antes de llegar a Lanca, los carros hacen un desvío para ir a Tapicara, luego regresan al cruce y de allí toman rumbo a Lanca, a donde (2000 msnm) poco antes de las 8:30 pm.

Como cuenta Bruno, Lanca es la capital del distrito de San Mateo de Otao, y lo es porque, hasta hace poco, era más fácil llegar a Lanca que a San Mateo.

Desde Lanca, caminaríamos parte del trayecto para estar temprano en el mirador. La idea era caminar hasta más allá de las torres de alta tensión cerca a la cima de los cerros.

El problema con estas torres es que suenan casi como una cascada. La cantidad de electricidad debe ser impresionante, porque aún estando a varios metros de las torres, podíamos escuchar su fuerte zumbido.

Ascendimos por el cerro hasta las diez y media de la noche. El clima es bastante bueno (aún no es época de lluvias) y no hubo necesidad de llevar carpas. La gente durmió en las bolsas de dormir, al aire libre. Esto se llama "vivaquear".


Domingo 26:

Despertamos a las cinco y media de la mañana. Se recogieron las cosas, y tras beber un poco de agua (el desayuno se comería al llegar al Mirador). Ya eran las seis de la mañana.

En el ascenso, pasamos por Buenos Aires, la Quebrada Maldita, pues hace años, hubo gente que ha muerto aquí al dar un mal paso. El camino es muy malo y está al borde del abismo.

ya casi llegando al mirador, ascendimos por los restos del camino pre-inca que construyeran los Yauyos. Las vacas, que vienen hasta aquí a pastar, suelen destrozarlo más. El camino cruza un paso estrecho y desaparece poco antes de llegar al Mirador, donde estuvimos poco después de las ocho de la mañana.


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Aquí se puede ver la pared donde suelen anidar los cóndores.


Las paredes del Mirador son distintas a las de todos los otros cerros de alrededor: escarpadas, parecen cortadas con cuchillo. Un cóndor pasó volando por encima de nuestras cabezas y Jesús asegura haber visto otro. Lo que mñas hay por aquí son halcones.

Esta vez no tuvimos suerte, el Mirador estaba despoblado. Los cóndores vienen cuando hay comida, y eso ocurre en la temporada de lluvias. A pesar de todo, es un hermoso paisaje, y se puede ver en las fotos :D

Por mayoría de votos, y como no queríamos repetir el recorrido, decidimos ir a San mateo de Otao, que está muy cerca, a una hora de caminata. Por ello subimos a la meseta detrás de la pared del Mirador. Aquí vimos algo digno de documental: cómo un cernícalo atacaba a un halcón que pasaba por su trozo de cielo. El cernícalo sólo lo dejó en paz cuando se hubo alejado.

Hasta San Mateo de Otao (3400 msnm) es una hora de caminata por un camino de herradura.



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Esta es la meseta. Las lloviznas han hecho verdear las plantas.


San Mateo de Otao es un pueblo silencioso, con casas de aspecto antiguo, casi sin movimiento. Aquí nos enteramos que recientemente se ha inaugurado la carretera que lo une con Canchacalla (esto fue el 22 de Octubre). Así que ahora es posible venir en carro a San Mateo de Otao.

Pero nosotros no íbamos a Canchacalla, sino a Cupiche, porque está junto a la Carretera Central y es mucho más fácil regresar a Chosica desde allí.

A las 11:25 am salimos de San Mateo. El camino va bajando por una pendiente que a veces se hacía pronunciada. Pero incluso en las partes más planas había que tener cuidado al caminar: el sendero es muy estrecho, resbaloso, junto al abismo, y para colmo: inclinado hacia él. Yelinna afirma que ha sentido más temor en este camino que en la morrena y la arista cimera del Sulcón.

Pero no íbamos a permitir que la maldición se cumpliera ¿verdad?

Cosa curiosa, en una parte del camino, en el que crecía pasto muy alto, varias aves se levantaban en bandadas gritando y volviéndose a esconder. Bruno dice que esos son periquitos. Mi dueña incluso vio a dos pelear junto el camino antes de levantar vuelo.

Ya una vez dejada la parte fea atrás, el traycto se hace mucho más fácil y bonito. El paisaje está verde gracias a las pocas lluvias que han habido. Y ya por los 2600 msnm encontramos una cosa inusual: Tabaquillo.

Medio seco, con apenas un metro de altura y hojas más pequeñas, no tienen comparación con sus hermanos de dos metros y hojas inmensas que crecen y florecen en Los Cicasos. Pero están aquí, y en gran cantidad, creciendo junto a esas flores tan características de la sierra: los zapatitos.

¿qué hace el tabaquillo a esta altura si pertenece a las lomas? ¿o es que desde la sierra logró viajar con los animales que bajan a la costa buscando comida? ¿o fue desde la costa que conquistó las alturas a lomo de bestia?

No lo sabemos aún, y si hay alguien que pueda dilucidar el misterio, se lo agradeceríamos mucho.

Desde la piedra conocida como El Cucurucho (desde arriba tiene la forma de un sapo) se puede ver la quebrada que lleva a Cupiche y la diferencia entre los secos cerros y las chacras en el fondo. A lo lejos, pelado, también está el cerro Chaymillán.

La vista engaña, Cupiche aún estaba a varias horas de camino, y bajo el fuerte sol. Y el agua se estaba agotando.
Todo es parte de la aventura :)

A Cupiche llegamos a las cinco y media de la tarde y directamente a comprar algo de beber en una bodeega junto a la carretera. Y también comer el pan y el atún que había quedado. Cupiche está a 1150 msnm, lo que hace un total de 20 kilómetros y más de 2200 metros de desnivel.
Un nuevo récord.

Para regresar a Chosica tardamos un poco más de lo esperado ya que los micros pasaban llenos y no querían detenerse a recoger más gente. Felizmente era temprano aún y estuvimos en Chosica al anochecer, y de allí volver a Lima es muy fácil.

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